Diario de un trampero

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Rastreando al salvaje

Se ha convertido en una obsesión, en un hambre insaciable. No dejo de buscar al salvaje. Le he visto de refilón. Siempre huyendo. Se mueve como una pantera; corre más deprisa que un ciervo. Las bestias y las aves no muestran temor por el salvaje. Incluso las bestias tierramarga no le prestan atención. Nunca logro verle más que de reojo. Siempre sabe que estoy ahí. Oye cada rama que se rompe, cada hoja que rozo. Sospecho que puede oler mi aliento y saber lo que he tomado la noche anterior.