Los Adler, dos chicos chismosos y holgazanes, han estado sacándome de quicio pese a que he intentado mantenerlos ocupados con la poda. Dicen en tono jocoso que ya no hay que preocuparse de cerrar bien las puertas por las noches porque las enredaderas que rodean nuestros hogares ya nos protegen de los osos.
Ojalá se los lleven si no aprenden a cerrar el pico.
-Ealderman Wincroft
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