Los vigías del extremo este del puente afirman haber visto unas siluetas moviéndose en la nieve. Entre que su número es muy reducido y están fuera del alcance de balas y flechas, no tiene sentido usar las armas de asedio. El caso es que se ven varias de estas figuras al día y no tenemos ni idea de cuál es su destino.
«Creo que están delante de nuestras narices, escondidos bajo la nieve», musitó un vigía junto a la lumbre. «Si estuvieran aquí, nos degollarían sin que nos diéramos cuenta».
El otro vigía se rio, pero no le hacía ni pizca de gracia. «Al menos así saldríamos de este infierno».
Por lo que a mí respecta, hay infiernos peores. Al principio de la estación vi lo que le ocurrió a uno de nuestros grupos de exploradores. Estaban caminando junto a los corruptos, no como esclavos, sino como iguales. Sí, hay otros infiernos… Este tan gélido es solo uno de ellos y dista mucho de ser el peor.
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