Hasta la nieve lucha contra nosotros. Frena nuestro avance y clava sus colmillos en nuestra piel como si intentara robarnos el calor. Es una gran aliada de los corruptos, que la usan para cubrirse, esconderse y tender emboscadas. Nosotros somos de carne y hueso y, aunque la isla puede hacernos resucitar (o maldecirnos), no nos quita el frío del cuerpo.
La congelación ha hecho mella en muchos de nosotros. Unos no tienen dedos con los que empuñar armas y otros apenas pueden mantenerse en pie porque el frío se ha cebado con sus pies. Algunos pensamos que no merece la pena sufrir tanto para defender la Grieta y hay quien dice que ya deberíamos haber perdido la batalla contra los corruptos y los elementos.
A pesar de todo, seguimos avanzando y luchando. Si abandonamos la Grieta para irnos a un lugar más cálido, mucho me temo que les entregaremos el corazón de la isla a los corruptos.
Debemos mantenernos unidos y seguir luchando.