«No perdáis la fe».
¿Deberíamos regocijarnos? El enemigo más antiguo de la humanidad ya no nos acosa: la muerte ya no existe. Hemos llegado a la tierra prometida..., pero hay quien lo considera una falsa promesa. «Esta será nuestra ruina», claman, pero lo que es más peligroso aún son los enemigos que albergamos en nuestro interior: la debilidad moral nos impide ver la verdad. Quienes viven en la oscuridad nunca podrán reconocer el Paraíso.
Pero con la fe se puede vislumbrar lo que escapa a la vista. La Alianza es la portadora de la Chispa. En los momentos de necesidad, la Chispa nos guía. Su claridad es el mayor regalo imaginable. Llevamos la luz de la Chispa a los rincones más oscuros y nos aseguramos de que siga brillando cueste lo que cueste, sin importar a quién tengamos que enfrentarnos. Un día, su brillo será tal que revelará el Paraíso.