Plegaria por el retorno de la divinidad perdida
Ah, Sutekh, maestro del caos, de las tormentas y del desorden,
Guardián de aquellos que moran apartados del Nilo,
no te olvides de tu gente, lejos del abrazo de Hapi
Desnuda tu corazón, una pluma, en la prueba de Osiris.
¿Las ofrendas de nuestros grandes hogares te contrarían?
Guardamos todos los ritos y rituales que los dioses mandan.
¿Ignorarías las dádivas de tus suplicantes?
¿En esta, la Tierra de los Juncos, donde habita tu gente?
La corrupción se hace fuerte, la Tierra misma se llena de ira
Los campos se parten y el agua y el viento se enturbian.
No abandones a quienes antaño consideraste fieles.
¡Alza nuestra hueste aquí, en esta era de sangre y sufrimiento!
Señor Sutekh, concédenos tu sabiduría, fuerza y astucia
Para que podamos desterrar al enemigo insolente de estas nuestras tierras.
Concédenos el poder de tu cetro y tu visión
Para que podamos llevar a cabo tus planes sagrados sin dilación.