Hallado junto a las Puertas de Suketh
Los dioses pensaron que no soy digno.
Lo sé porque, a cada paso que daba, sus guardianes me impedían seguir. Pero, sobre todo, porque lo siento en el alma. Hundido por el dolor, el miedo y el agotamiento de la amenaza constante, en mí ya no queda ni rastro de ese afán que un día tuve por completar la peregrinación.
Poco me importa ya la deshonra que tenga que cargar sobre mis espaldas. Vuelvo a casa, que los dioses hallen a su campeón en otra parte.