De las escrituras de Pshereamun
Ser un perdido no es una maldición. Es el fin natural de nuestra existencia.
Acumulamos muchos actos oscuros a lo largo de los siglos. Al final, incluso los más virtuosos sucumben al mal. Cuando nos comparecemos ante Anubis, nuestros corazones se vuelven pesados.
Después, Ammit devora nuestras almas, pero nuestros cuerpos regresan como carcasas vacías. Tal vez han empezado a gustarle los que están atrapados aquí. Tal vez nuestras almas, que llevan una carga de siglos de vida y sufrimiento, son su sustento favorito.
-Pshereamun