¡Deben ser libres!
Mi clan ha perdido la cabeza. ¿Piensan, de alguna forma, que pueden dominar la furia de lo salvaje? ¿Domarla? Un lobo enjaulado y apaleado no tiene la astucia y la furia necesaria para tener éxito como sabueso de guerra. Sus almas deben mantenerse afiladas como dientes y garras para que no pierdan la claridad del propósito y la visión que les da una vida como cazadores en manada.
Todos nuestros años en esta tierra, nuestra gente ha rechazado las tentaciones de la decadencia y el lujo, aferrándose con los nudillos blancos a las dificultades que nos forjaron. Pues ¿qué son tales cosas más que una prisión diferente? Quien se rebaja ante tales trivialidades no es mejor que un animal enjaulado, lánguido y débil, y lo perderá todo.
¡Pero siguen sin verlo! Estos nuevos sabuesos de guerra no son ni mascotas ni ganado. ¡Son nosotros! Viven por el aroma de la sangre y la emoción de una nueva presa. Siguen la fuerza y rechazan cualquier otro vínculo de compañerismo. ¡Y, por encima de todo, son libres! Se les debe permitir elegir o nunca poseerán el espíritu de lucha de una criatura soberana.
Estos necios no se merecen llamarse a sí mismos mis hermanos. No importa. Formaré una nueva manada sin ellos.
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