La vida de un contrabandista

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Hora de retirarse...

Inez dice que la época dorada de los mercaderes libres ha llegado. Los caballos nos permiten estar un paso por delante del recaudador de impuestos y del largo brazo de la ley. ¡Y hace falta mucho más contrabando para echarle el lazo a alguien a caballo! Los márgenes de beneficios aumentarán como nunca antes. Pero esta vida me cansa. Huir. Esconderme. Que me pillen y sufrir toda clase de tormentos y humillaciones. No... Cuando voy a caballo, solo puedo pensar en el viento en mi cabello, en el olor del frío aire nocturno. Cuando mi Espoir corre, desearía que fuera por la alegría pura de un corazón libre, no porque le persigue un matón que se considera defensor de la ley. Si Inez no comparte mi determinación, que así sea. Yo pretendo dejar atrás esta vida de secretos y reyertas. Pues esto es Aetérnum, y hay muchas formas de separar a un necio de su dinero. - François