En primer lugar, ¡el fuego no es bueno! La destrucción total no es buena. ¡Así que apaga tu fuego! Sácatelo de la cabeza. Esta isla tiene una memoria larga y cruel. Recuerda un cadáver. Reduce a fragmentos y vapores uno de estos cadáveres ruinosos y la isla lo compondrá en un nuevo ser.
Dicho esto, hay otros métodos. Prueba y error, como solía decir mi padre, que Dios maldiga su alma. Mi oficio era el de sacristán, en el Viejo Mundo. Si alguien va a descubrir cómo hacer que un muerto se comporte, ese seré yo. Estoy redactando este manual, tal como está, con lo que yo mismo y otros hemos probado y seguimos probando. Muchas pruebas. Muchos errores sangrientos. Sigues golpeando el clavo hasta que este cede. Padre decía lo mismo. Sea como fuere, allá vamos.