Verlos es como recibir una puñalada en el corazón. Perder el puente fue un buen varapalo para nuestra moral, pero lo que ocurrió después casi nos obliga a retirarnos por completo de la Grieta.
Durante toda la estación, los corruptos mantuvieron el control del puente. Antes de que comenzara la siguiente, recibieron refuerzos entre los que estaban nuestros hermanos y hermanas. Se pusieron a hacer guardia como de costumbre, con la diferencia de que ya no estaban contra los corruptos, sino con ellos.
Los observo desde lejos y a través de la tormenta con un simple catalejo. Cuando miro hacia arriba para ver qué pasa encima del puente, mis ojos se encuentran con los de su comandante, que parecen dos llameantes trozos de carbón en los huecos de su rostro.
-D. Prieto, ingeniero