Sigo escondida. Han pasado tres días, me he quedado sin comida y tengo mucha hambre, pero me da miedo salir a por más.
Todos los que se fueron de la aldea han regresado y huelen igual que las flores de los campos al desenterrarlas. No hablan, solo van de un lado para otro y hacen sus tareas de siempre de una forma tan torpe que parece que se les haya olvidado.
No sé cuánto tiempo puedo aguantar aquí, pero no parece que se vayan a marchar. Oigo cómo se mueven por las casas, el sonido que hacen sus pies contra el suelo y su respiración. A veces tengo la sensación de que oigo a Marisse susurrar mi nombre. Ella no me haría daño. Eso jamás.
Anika
Copyright © 2021-2024 nwdb.info