A Elías le ha dado por venir a verme. No salgo de la cama y ya no me siento yo misma. Se ofreció a ocuparse de Anika durante un tiempo, pero la chica prefiere dormir aquí, debajo de mi cama. Parece que disfruta de mi compañía.
A veces me despierto en mitad de la noche sin saber muy bien dónde estoy y lo único que percibo es el olor de las flores en el ambiente. Es como un mar en calma, no como las aguas azotadas por las tormentas que circundan la isla.
Marisse
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