Tras la tormenta, para Elizabeth y para mí ha llegado la calma. Esta horrible tempestad se ha cernido sobre el resto de nuestra compañía teatral y Alcott, Bancroft y Blythe ya no están entre nosotros. En fin, ¡el espectáculo debe continuar! Solo tenemos que encontrar a sus sustitutos. Nos aguarda un nuevo público al que deleitar con el poder del teatro. ¡Conquistaremos sus mentes y sus corazones!
-William Eastburn
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