La leyenda de un pirata anónimo y su primera visita al Pozo de la Fortuna
Presta atención, trotamundos, pues este no es un pozo como los demás, sino una fuente de fortuna nacida de la esperanza perdida de un pirata.
Naufragado en esta playa como el único superviviente de un viaje desventurado, perdí mis tesoros y a mi tripulación ante la maldición del Esperanza. Desesperado, lancé a este pozo los pocos doblones que me quedaban de mis dudosas aventuras, con la única esperanza de librarme de este pesar. De repente, para mi asombro, las aguas del pozo empezaron a agitarse, llenas de magia, alimentándose de la maldición. Y, de lo más hondo de este emergieron tesoros, un botín por mi ofrenda maldita. Aquellos días de aventuras ahora solo son un recuerdo, pero dejo aquí esta nota: libra a Aetérnum de esos doblones malditos y las riquezas del Pozo de la Fortuna serán tuyas.