Prosa grabada en piedra. Se puede leer fácilmente, aunque está algo erosionada por el paso del tiempo.
Entrego mi aliento a los vientos, mi fuerza a la tierra y mi espíritu al firmamento para que caigan como lluvia sobre la sagrada tierra y las profundas aguas, y sellar así para siempre mi juramento con todos aquellos que quieran seguir mis pasos.