Hallado en la isla de los Conejos
Yo no tengo favoritos, pero si tuviera que elegir uno, sería Stanley. Es la joya de la corona de mi colección de conejos; lo rescaté en el norte, donde los corruptos lo cazaban por su carne. Es una liebre nívea preciosa, tiene la piel más suave que he tocado en mi vida. Siempre lo tengo cerca por la noche, cuando me da la tos y no puedo dormir. De verdad que parece que entienda mi sufrimiento, porque se queda a mi lado. No podría desear un compañero más leal.