Carta de amor a un fantasma
Viniste a mí, dulce niña de otro mundo, como en un sueño. Tus ojos brillantes son como estrellas resplandecientes en el oscuro cielo nocturno. Tu voz, parecida a un arroyo, eran campanillas en mis oídos. Y, aun así, sé que mi vida y la tuya nunca serán una. Pues su forma grácil estaba destinada a los bosques y la espesura, y no a la banalidad de las calles y las carreteras.
Aun así, confieso que mi mente jamás olvidará cómo me tocó. Así, aguardo, protegiendo este lugar bajo la promesa de su pronto retorno. Solo puedo rezar para que no olvide y haga que mi corazón se sienta abandonado y anhele un paseo por los bosques solitarios. Hasta entonces, la llevaré conmigo en mis sueños. Pues ellos son el único consuelo para mi corazón cercenado en dos por el destino y las circunstancias.
-Faramarz Hakimi