La Tierra no callará

A pesar de todo lo que hemos hecho, la Tierra aún grita llena de furia y angustia. Todos nuestros esfuerzos por acallar la furia de la naturaleza en esta isla no han podido devolver la tierra a su estado natural. Si algún día queremos hallar aquí la paz, debemos restaurar el equilibrio. He oído hablar de un lugar a la sombra de la montaña, donde dicen que las entidades conocidas como tierramarga surgieron por primera vez. Morgaine cree que quizá su hermano haya vuelto a esta «Arboleda del Edén» tras su desaparición. Quizá, si la acompaño, pueda desentrañar el misterio de lo que ha tornado hostil a la tierra contra nuestra presencia. Si este es verdaderamente el origen del desagrado de la tierra, quizá sea capaz de ayudar a arreglar lo que alteró estas fuerzas normalmente tranquilas. Solo puedo rezar porque mi interferencia aquí no perturbe más las extrañas y delicadas fuerzas endémicas de la Arboleda del Edén. Pero, dado el conflicto y la turbulencia que acechan el mundo natural de Aetérnum, no puedo evitar sentir que no hacer nada es un pecado mayor.