Alimentando al asentamiento
Con tantas familias desplazadas a causa de la enfermedad y los mustios, Twillen ha recibido la llegada de muchos desdichados. Los pobres no pueden permitirse un hogar en el que vivir, pero se las apañan durmiendo en la posada o acampando entre los muros del asentamiento. La ciudad no es perfecta, cierto, pero al menos permite resguardarse de los peligros del pantano.
Por eso mismo pesco. Todas las noches, llevo el resultado de mi pesca a la plaza del pueblo para repartirlo entre la gente. No hay nada como ayudar a quien lo necesita.