Hallado en Cabo del Pescador
Hace tres días que el niño desapareció, y sigue siendo imposible consolar a su padre. Hemos organizado batidas por la Ciénaga día y noche, pero no hemos conseguido localizarlo. Es como si las aguas se hubieran tragado al muchacho. No hay ni un cuerpo ni un alma que encontrar en ninguna parte. Por otra parte, nuestras reservas de carne curada están bajo mínimos; si no queremos volvernos locos de hambre, puede que nos veamos obligados a comer los peces enfermos. Casi me alegro de que el niño no esté aquí para ver esto, pero nada le rompe a uno tanto el corazón como el llanto de un padre.