Lugar de pesca favorito robado
Recuerdo que mi madre tenía una silla en nuestra antigua casa en la que nadie más podía sentarse. Nunca nos lo dijo expresamente, pero se sobreentendía que la silla de mamá era sagrada.
Es lo mismo que siento ahora sobre mi rincón, mi coto de pesca secreto en Aetérnum. Allí nadie me molesta.
Pero anoche, cuando me dirigía a mi lugar para pescar, vi a un hombre pescando en él que jamás había visto. Nos enzarzamos en una discusión sobre a quién le pertenecía, y gracias a mi estoque pude zanjarla a mi favor. El otro día volví a verlo en el asentamiento murmurando algo sobre morir. Se lo tiene merecido.
-Perchal