Un viaje para pescar

Acabamos de enviar las últimas ochenta toneladas de piedra al asentamiento que hay al sur para que terminen de construir más casas, y justo hemos recibido un pedido del noroeste de mil toneladas más. Nos pondremos a ello dentro de unos días, cuando los hombres hayan descansado. Creo que enviaremos a la mayoría de vuelta al campamento y que dejaremos un equipo muy reducido en las minas, así todo el mundo podrá descansar un poco antes de continuar. A lo mejor hasta yo podré tomarme un descanso, ir a Proallac y hablar con esa moza tan apañada que nos trae el pescado. Tendré que bañarme.