Hallado en Molinos de Aurora
Escribo estas palabras con la esperanza de que nadie llegue a leerlas. Con la esperanza de que nuestras defensas sean suficientes para resistir el embate de los mustios. No duermen. No piensan. Tan solo cargan contra nosotros.
Me siento como debieron de sentirse los hombres de Leónidas en las Termópilas, defendiéndose de un ataque que no cesaba. La única diferencia es que, para nosotros, no hay ningún final a la vista; los enemigos que debemos abatir son ilimitados, mientras que nuestros números no dejan de menguar.
Nos preparamos para huir de regreso al asentamiento. Llevaremos solo lo que podamos cargar a nuestras espaldas y la esperanza de que algún día podamos recuperar nuestros hogares, nuestros recuerdos... nuestras vidas.