Honramos el ciclo.
La emperatriz ha ordenado construir una serie de santuarios, cada uno de ellos dedicado a uno de los cinco elementos de la filosofía de Wuxing. Según la tradición, todos deberían estar colocados en una punta de la estrella, en representación del ciclo eterno del cambio. Pero aquí, en esta isla, donde las fuerzas primitivas rugen y se arrastran sobre la tierra como si cobraran vida y tuvieran un propósito propio, se me ha ocurrido una propuesta diferente.
He sugerido a la emperatriz que los construyamos en lo alto de un lugar donde las energías nutran y complementen al elemento asociado. Donde el flujo sosegado e incesante del agua resuene en las piedras de su sacro lugar, o donde las profundas raíces de la tierra se agarren con fuerza a las rocas del relicario. Donde la llama eterna del espíritu de Zhou arda con fuerza. Donde la madera viva de los árboles se alce hacia el firmamento o el lustre de los metales preciosos refulja como una ofrenda al sol. Si honramos a las fuerzas primitivas de esta forma, podemos estar seguros de que los espíritus de la naturaleza atenderán nuestras plegarias y nos protegerán del cambio de los ciclos venideros.
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