Los cinco estados del cambio
La vida es cambio, incluso en un lugar eterno donde el final nunca es el final. Cada día, cuando apoyas la cabeza sobre la almohada, no eres la misma persona que se despierta a la mañana siguiente. Esa es nuestra verdad y la de la naturaleza. Pues todo se ordena en un estado de dinamismo constante que nunca cesa y que siempre está en continuo cambio. El carácter y el estado de dichas fuerzas elementales se estructura así:
Madera: crecimiento, ascenso, desarrollo, expansión.
Fuego: energía, acción, inspiración, ambición.
Tierra: transformación, conversión, cambio.
Metal: degradación, contracción, declive.
Agua: contemplación, consideración, serenidad.
Somos multitud de cosas antes de convertirnos en agua, y la serenidad nos enseña que hemos de crecer para lograr nuestro máximo potencial.