Domadora de dragones

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Muñecos de Escamanegra

He servido a la emperatriz desde que era una niña que se escondía detrás de las faldas de su madre jugando con sus muñecos de dragones. Y lo he hecho con lealtad y alegría, en honor a la grandeza de su linaje y a la sabiduría de su joven corazón. Pero el tiempo ha sometido a esa niña de mente brillante a muchas dificultades. Solo rezo por que tenga la madera que se necesita para soportar una eternidad de desafíos. Por que los años no devoren la sensatez y el tesón que la caracterizan, a pesar de los numerosos retos que supone ser líder. El tiempo nunca tendrá piedad, por lo que, si aún queda algo de esperanza para nuestro pueblo, ha de resistir sus continuos vaivenes. Tras todos estos años en Aetérnum, sé que jamás volveremos a pisar nuestro hogar. Pero, aun así, no desfallezco. Pues aún tengo fe en mi emperatriz. -ZL