Sabuesos corruptos
Estos no son como los caniches de mi madre.
En el camino que va desde la Gran Grieta a la ominosa ciudad de la corrupción merodean unos perros de un color y una ferocidad antinaturales. Los llamo «sabuesos corruptos» por esas venas rojas de corrupción que tienen y las abominables malas pulgas de las que hacen gala. Estas aberraciones pueden abrir sus fauces lo suficiente como para engullir un pavo entero.
Pese a todo, yo creo que son un primor si los miras desde cierta perspectiva. Mamá criaba perros más grandes que estos cuando estábamos en casa. Tampoco puede ser tan difícil domesticarlos. Me imagino uno de sus cachorros con un lacito. Sería un regalo excelente para un ser querido.
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