Credo de la compañía de la Rosa de Hierro
El honor de un guerrero vale más que el dinero de su monedero.
La gracia con la que empuña sus armas honra a aquellos que están a su cargo.
Su lengua profesa la verdad al igual que su espada, y su valor arde como un faro para aquellos que están bajo su sombra.
No somos matones ni mercenarios. No nos mueve el dinero.
Somos los portadores del orden y los protectores de la paz.
Empuñamos nuestras armas con fuerza para proteger a los desamparados
y defendemos la justicia de nuestros antepasados en esta vida y en las que están por venir.