Hallado cerca de los Campos dorados
Acabo de enterarme de lo del joven Dawes y sus amigos. Qué horror.
Puede que las heridas se curen y que, en Aetérnum, el alma vuelva al cuerpo... pero eso no ayuda mucho cuando los lobos te lo han hecho trizas. Se dice que ni siquiera habían encendido una hoguera para mantener alejadas a las fieras. ¿Acaso creyeron que no les haría falta? ¿Que estaban seguros?
He oído incluso que el magistrado intentó que se quedaran en el asentamiento, que intentó ayudarlos, pero ellos se negaron diciendo que no necesitaban «la caridad de los plebeyos». Niñatos malcriados. Fue la vanidad la que los mató, y ni siquiera me sabe mal decirlo.
En fin, ¿puedes traer zanahorias la próxima vez que vengas por aquí? Parece que a las mías no les acaba de convencer este terreno.