Quién sabe el poder que tienen estos obeliscos, pero los antiguos de Aetérnum los utilizaron, o más probablemente, los moldearon ellos mismos... aunque el propósito lo desconozco.
La vida crece sobre ellos, unas flores azules despampanantes como ningunas otras que hayamos visto en la isla. Incluso flora imbuida de Azoth que con tanto esmero recolectamos.
Rolfe parecía fuera de sí, lleva así desde el ataque que hubo en el lugar de la excavación. Estaba encorvado en el suelo a un tiro de piedra del obelisco, mirándolo como si oyera algo, agarrando el vial de Azoth con el que le había pagado... Tuve que dirigirme a él dos veces antes de que el tipo saliera de su ensimismamiento, aún sin decir palabra.
Después de dirigirme a él con bastante brusquedad... tal vez más mordaz de lo que merecía... Rolfe dijo que sentía que el Azoth... «cantaba» en presencia del obelisco, y que no sabía qué quería decir aquello.
Continuaremos nuestro itinerario por el círculo de obeliscos y dejaremos el pináculo central para el final.
-Grenville
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