Quien algo quiere, algo le cuesta. Yo lo sé mejor que nadie. Un día, la fecha de nuestro naufragio se celebrará en toda la isla. Una civilización gloriosa nacida de una semilla de sufrimiento.
Pero, por ahora, lo que prima es un sufrimiento inconmensurable. Una tormenta perpetua nos tiene atrapados en esta isla y hace que naufraguen todas las naves que fletamos. La ayuda no llega.
Hemos estrechado nuestros lazos con la muerte. Aquí no es permanente, pero está en todas partes. Con cada muerte, uno se siente más vacío por dentro al volver.
Debo evitar que los demás se suman en la desesperación. Para bien o para mal, ahora esta jaula es nuestro hogar.