Relato de una ciudadana

No soy de las que se dedican a escribir lo que ven, ya que los días en Aetérnum son cada vez más extraños, pero lo de la última noche tengo que ponerlo negro sobre blanco. En el exterior de mi ventana brillaba un resplandor azul, el azul inconfundible del Azoth. Resplandecía y se cernía sobre mí, arrebatándome irremediablemente el sueño. Cuando me acerqué a la ventana, el inmenso obelisco en el centro de las torres estaba destruido y fragmentos de roca flotaban en el aire, como suspendidos por unos cables sobre un escenario. No sé qué significa todo esto para el futuro del asentamiento o de la isla, pero seguro que marcará una nueva era de horrores inenarrables. No puedo volverme a dormir. Cada vez que cierro los ojos, veo el azul del Azoth. Nina Rebus