¿Comida para todos?
Disfruta del banquete de Ocaso, querido amigo, pero hazlo con cautela. No todos los asentamientos tienen la suerte de contar con montones de comida a la espera de que cualquier aventurero hambriento se dé un festín.
Disfruta del banquete de Ocaso, pero date por advertido: cuanto más comas, menos saborearás. Los residentes de la aldea de Ocaso deben elegir entre las punzadas del hambre o la abundancia de unos alimentos que se convierten en cenizas al metérselos en la boca.
Las cosas no siempre fueron así, pero no hay que dar nada por sentado en Aetérnum. En la Noche de las Llamas Azules, el Azoth liberado causó un crecimiento tremendo de los cultivos, pero al final su sabor insulso es el castigo por haber interferido en el obelisco quebrado. El obelisco no se puede reparar, no al menos por unas manos humanas, por lo que Ocaso debe vivir con esta abundancia maldita.
Tened cuidado.
-Los líderes de Ocaso
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