Los sacerdotes me dicen que han tenido visiones del reino de la corrupción y, aunque sea un infierno, empiezo a comprender la verdad tras la fe de la Tempestad.
Dice que es el derecho que se le ha negado a la humanidad en los albores del tiempo y que los antiguos nos expulsaron de este Edén e inventaron las mitologías falsas para evitar que conociésemos la verdad.
Eso que llaman corrupción no es un horror demoníaco, sino el regalo de la divinidad que vamos a compartir en esta isla y en toda la Tierra.