Patricia, amor mío:
La pócima no funciona. La pierna se me está poniendo negra y el hielo se acerca a mi corazón. Tenía tanta prisa por salir de este lugar que me descuidé. Dejé que los corruptos me superasen. Ahora, parece que nunca me iré.
¡Qué ridículo, tumbarme en la nieve y esperar el final mientras garabateo mis últimas palabras a oscuras! Ojalá hubieras accedido a escaparte conmigo alguna de las veces que te lo pedí. Ojalá hubieran brotado de mis labios las palabras correctas.
Quizá esto sea lo mejor. Cuando recuperen la gema del alma de mi cadáver, la pondrán junto a la tuya.
Pronto estaré contigo.
-James