Una vieja carta desechada
Querido Nicholas:
Hace ya cuatro meses que te fuiste de casa para unirte a los guardianes del alma. ¿Te estás cuidando, Nicky? ¿Estás comiendo bien? Echo de menos verte la cara todas las mañanas durante el desayuno.
Cuando te fuiste, te dije palabras demasiado duras. Lo siento. Me daba miedo el camino que habías escogido. Solo quiero que estés a salvo y seas feliz, pero nunca he visto a un guardián del alma que lo sea.
Si el entrenamiento se te hace cuesta arriba, no pasa nada si quieres volver a casa. Todo puede volver a ser como antes. Ya salvará el mundo otra persona.
Respóndeme, por favor
Un abrazo muy fuerte,
Mamá