Esta carta se ha borrado con el paso de los años
La antigua carretera nos ha traído hasta el extremo de una gran ciénaga. Una parte de mí se pregunta si Ruiz huyó aquí, y me prometo a mí mismo que si lo veo, no haré nada por capturarlo... Se ha ganado su paz, y no deseo que sufra como nosotros.
La ciénaga se extiende en todas direcciones, pero los exploradores han divisado un cerro en la lejanía. La capitana Isabella ha ordenado que marchemos hacia allí, pues planea otear el territorio desde su cima y decidir nuestro siguiente destino.
Así pues, seguimos adelante. Este terrenos pantanoso tiene un aspecto vil, y no es ni mucho menos tan atrayente ni cálido como las costas más al sur. Pero si la capitana lo ordena, debemos obedecer.
- Manuel