Esta carta se ha borrado con el paso de los años
Yo, Álvaro Bento, escribo esta confesión por voluntad propia. La capitana Isabella me pidió explicaciones por mis pensamientos traicioneros y, como prueba, me mostró una de las páginas en las que escribí sobre mis deseos de abandonarlos. Me he traicionado a mí mismo, a mi tripulación y, lo peor de todo, a mi capitana.
Me han condenado a ser ejecutado, junto con otros ocho hombres que también querían abandonar a la capitana Isabella. Es lo mínimo que nos merecemos.
Que Dios me perdone.
Álvaro Bento.