Sentencia al alba

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Part of the following chapter Crónica de Ruiz Velázquez #10
Esta carta se ha borrado con el paso de los años

Al amanecer, caminamos hasta el lugar donde habíamos dejado a los nueve hombres. Habían sobrevivido a la noche sin apenas dormir, tratando de liberarse de sus ataduras. La capitana, antes de reunir a la tripulación, preguntó a los culpables si se arrepentían de sus actos y del crimen que habían cometido. Les preguntó uno por uno. Montes no paraba de interrumpir a los demás, y quiso disculparse tan rápido que Isabella tuvo que golpearle para hacer que se callara. Mientras uno a uno expresaban su arrepentimiento, la capitana asentía... y el hereje hacía lo mismo, a su sombra. En su cara se dibujaba una fiera sonrisa, como si esperara lo que venía a continuación. De repente, la capitana arremetió contra cada uno de los hombres… Se quedaron petrificados ante el repentino ataque, y pronto sus cuerpos yacían inmóviles. Nueve tripulantes muertos. Le pregunté a la capitana si podíamos liberarlos de sus ataduras, pero me respondió que no… y miró al hereje, quien asintió. Dijo que debíamos dejarlos atados. R. Velázquez