Esta carta se ha borrado con el paso de los años
Creo que la capitana está furiosa. Ha destrozado el diario de Frederico, arrancando cada página de cuajo y lanzándola al viento. El pobre desgraciado, ahora encadenado, suplicó clemencia, pero ella le respondió a gritos diciendo que había tratado de ocultarle el diario a propósito, y que sus páginas estaban llenas de falsedades, pensamientos sobre motines y dudas sobre nuestra travesía... Y, lo que es peor, lo acusó de manipular los números de las provisiones del viaje para que pareciera que quedaban menos y evitar que alcanzáramos Vita Aetérnum y sus riquezas.
Isabella juró que semejante crónica, llena de mentiras y medias verdades, jamás vería la luz. Yo no sabía si creerla... Lo único que sabía es que debía guardar las apariencias o acabaría corriendo la misma suerte que Frederico.
R. Velázquez