Infierno

Isabella ha traído el infierno a este paraíso. Nos pasamos el día luchando o preparándonos para luchar... Tendemos emboscadas, construimos fuertes y la ciénaga se ahoga bajo el peso de los restos de nuestras batallas. Han transcurrido meses y ningún bando se ha alzado con la victoria... Cada mañana, Isabella pierde la pulgada de terreno que había ganado la víspera. Parece haber perdido cualquier vestigio de paciencia y precaución, dejando a un lado la estrategia y la negociación con la esperanza de lograr una victoria rápida. ¿Por qué está tan decidida y presta a actuar? Rechaza todos mis intentos de dialogar con ella. El único adjetivo que se me ocurre para ella es el de «traidora». Algunos de sus tripulantes se han pasado a mi bando. Dicen que, aunque la temen, temen aún más lo que les ocurrirá si permanecen a su lado. Muchos de sus tripulantes lloraron al encontrarse a salvo en Consuelo, y las pocas historias que había oído no son nada comparadas con los relatos de lo que Isabella ahora hace para obligar a sus hombres a seguir adelante... Creo que a Isabella no le importo yo, sino lo que pueda encontrar en la isla. Es una locura... Lo único que deseo de este lugar es paz y una forma de regresar a casa. Keyes, timonel de la San Cristóbal.