Las facciones solo actúan por su propio interés
¡Esta isla es una trampa mortal! Una en la que caes una y otra y otra vez hasta tu alma queda igual de andrajosa que tus calzones después de cruzar el muro de tormenta. Creía que tal vez, si encontraba aliados, lograría llegar de un extremo de la eternidad al otro. Pero ¿aún queda alguien de fiar en una isla como esta?
Primero, me uní a los Saqueadores. Al fin y al cabo, afirman que la clave es trabajar en uno mismo y hacerse más fuerte para afrontar una vida eterna repleta de adversidades. ¡Ya, claro! Están tan ocupados buscando ese crecimiento personal que ni siquiera se molestan en tender la mano a un amigo en apuros. Te negarían la posibilidad de crecer como persona.
Después, me uní al Sindicato. Pensaba que, si lograba conocer este lugar, de alguna forma aprendería a sobrevivir en él. Pero, al parecer, ello implica adentrarse en las tumbas y rincones más peligrosos de esta isla, golpear a todas las criaturas y monstruos para ver si se despiertan lo suficientemente cabreados como para mandarte a la otra vida.
Por último, probé suerte en la Alianza. Uno pensaría que estos tarados llenos de convicciones morales que se jactan de nutrir la chispa divina que hay en cada uno de nosotros deberían ser buenos aliados y cuidar de sus hermanos. Pues bien, en el fondo no son más que una condenada inquisición, siempre pendiente de que sus amigos se comporten como una panda de metomentodos pomposos. Resultó que no era lo mío. Para ellos todo eso es «demasiado bonito».
Y, encima, con el lobo aullándote en la puerta un día sí y otro también. Aquí todo parece querer matarnos: corruptos, perdidos o hasta árboles furiosos con forma de ciervo. Así pues, tengo una idea magnífica: ¿qué tal… UNA TREGUA? Dejemos a un lado nuestras diferencias ideológicas y centrémonos en los verdaderos enemigos de la humanidad.
Por fin he encontrado algo en lo que las facciones coinciden: ¡ahora las tres me quieren muerto! ¡Le han puesto precio a mi cabeza! ¿De verdad es eso lo que me merezco? Si pongo un pie fuera, todo lo malvado y sobrenatural vendrá a por mí y, si pongo un pie en la civilización, un puñado de fanáticos desquiciados me someterá a vete a saber qué clase de horribles tormentos. Trotamundos, si llegas a leer esto, haz caso a mis advertencias y mantente lejos de las facciones. Digan lo que digan, lo que de verdad quieren es territorios, riqueza, poder, control y prestigio. Te daré un consejo: cuanto menos sepan de ti, mejor.
- Abraham van der Bilj