Esta carta se ha borrado con el paso de los años
La salud de Isabella ha mejorado desde la travesía. Aunque la fiebre le sube a veces, su espíritu parece haberse calmado al llegar a tierra, como si hubiera echado el ancla en las costas de Aetérnum.
La determinación de la que hizo gala en los momentos más difíciles de la travesía sigue presente en ella, pero ahora tiene un carácter más cruel. Me preocupa el hecho de que, al regresar de cazar y reconocer la isla, Isabella interrogue a los hombres en busca de cualquier indicio de mentira.
He decidido esconder las páginas de mi diario. Ahora sé con certeza que Isabella no vería con buenos ojos su existencia, ya que en sus páginas no se describe la travesía ni sus objetivos de forma particularmente favorable. Aunque podría quemar mis escritos, me tiembla la mano... He registrado fielmente todo lo que he visto, y temo que, en caso de destruirlos, el único testimonio de la expedición de la capitana Isabella sea el suyo, que distaría mucho de la verdad.
- F.