Esta carta se ha borrado con el paso de los años
La última tormenta casi nos envía al fondo del mar. Tras su paso, los ánimos de la tripulación han empeorado. Se han producido peleas y, el otro día, un hombre apuñaló a otro por una afrenta insignificante. Ahora ambos están en el calabozo, junto con el hereje encadenado.
Los susurros de los tripulantes sobre el hereje son cada vez más fuertes. El padre Dante habla de él como de una maldición, y dicen que ejerce una influencia maligna en la travesía y la capitana. Temo que la tripulación se amotine si no hallamos pronto algún indicio de la existencia de Aetérnum.
La capitana Isabella no parece preocupada, y temo que no vea el motín hasta que sea demasiado tarde.
- F.