Esta carta se ha borrado con el paso de los años
«Antiguamente era un sacerdote», me dijo el padre Dante. Como si fuera algo obvio. «Y anda diciendo blasfemias. Sostiene que adoramos al poder equivocado, que lo divino descansa bajo tierra, y que nuestro dios es falso». Le repliqué que un hombre así habría sido ejecutado hace mucho, y el padre Dante agitó la cabeza y susurró conspirativamente. «Se rumorea que lo han intentado, pero... que no es posible».
Creo que trataba de reírse a mi costa, pero la poca gracia de la broma demostró que el necio era él, no yo.
- F.